Cuando Isak Andic, el dueño de la marca Mango, sacó su primer registro de conducir, no usó el auto que había comprado con ahorros para ir de fiesta o conquistar chicas. Con el auto repleto de remeras con onda hippie, empezó a recorrer Barcelona y a ofrecerlas en varias tiendas. La aceptación fue unánime, y eso animó al joven a sumar a su baúl blusas y túnicas bordadas que traía de Turquía, su país natal, del que se había ido cuando era un adolescente.
Isak, que provenía de una familia judía de origen sefradí, recorrió toda España a bordo de ese coche, hasta que llegó un momento que ese auto quedó chico y su ambición por crecer ya no cabía en él. Junto a su hermano Nahman abrieron un puestito en un mercado callejero de Barcelona, pero también era pequeño en relación a sus planes y alquiló un local en el Paseo de Gracia, una zona elegante de la ciudad. Corría el año 1984 y ese local marcaría el nacimiento de Mango, la segunda marca más valiosa de España detrás de Zara.
La fruta tropical que se convirtió en marca
Por entonces Isak tenía 24 años y todo un futuro por delante. Lo primero que hizo fue pensar qué nombre le daría a su local. Desde hacía años había una palabra que le daba vueltas en su cabeza, y no dudó. Recordó aquella fruta tropical que había probado en unas vacaciones en Filipinas y pensó que no sólo era sabrosa, sino algo exótica y fácil de recordar en cualquier idioma. Sin pensarlo demasiado, decidió que Mango sería su marca, sin sospechar, por ese entonces, que aquella delicia lo haría amasar una de las fortunas más impactantes de España.
En ese primer coqueto local empezó vendiendo ropa para la mujer urbana y moderna de los 80. Esto representaba todo un desafío, ya que la sociedad española continuaba luchando contra los fantasmas del franquismo y la moda femenina no era ajena a aquella transición.
Los nuevos aires democráticos marcaron la necesidad de recuperar el color, de marcar la silueta y jugar con las estampas. Impulsar la industria textil fue una de las premisas del gobierno de Felipe González y por esa época afloraron diseñadores como Adolfo Domínguez y Ághata Ruiz de la Prada.
Una marca elegante y accesible
Es en ese contexto que Isak empezó a darle vida a Mango. La marca se basaba en vender prendas elegantes de calidad, a un precio accesible y a un público joven, que era el más interesado en seguir las tendencias internacionales. Más que nada era ropa para salir, ir a una fiesta o lucir en algún evento.
