A esta altura, ya con el inicio de marzo encima, Sergio Massa quiere -aunque sea- una pequeña revancha en medio de la aceleración inflacionaria: que el índice de febrero empiece con “5”, y no con el “6” que están pronosticando las consultoras que habitualmente monitorean la evolución de la inflación.
Los precios de los alimentos volvieron a liderar las subas, de acuerdo a los testeos que también realiza el Gobierno y el Banco Central. Los últimos relevamientos dieron una inflación que comienza con “6”, pero todavía faltaban relevar los últimos días del mes en los que, aparentemente, no hubo grandes modificaciones en los precios.
La “obsesión” de Massa por unas décimas menos no se relaciona, obviamente, con algo de la propia dinámica inflacionaria. Más bien se vincula a las expectativas que el titular de Hacienda quiere poner en juego: demostrar que la inflación, al menos, no empeoró.
La clave se conocerá el próximo martes 14, cuando el INDEC oficialice la inflación de febrero.
Está claro que de ninguna forma, el ministro podrá cumplir con su promesa de un IPC que empiece con “3” en abril. La inflación, finalmente, rondará el 20% en el primer trimestre del año. Muy lejos de las necesidades políticas del jefe de Economía.
¿Suba de la tasa para afrontar el desvío?
Massa y Miguel Angel Pesce vienen evitando una nueva suba de las tasas de interés a pesar del recalentamiento inflacionario. Y de los reclamos del FMI.
