Marcelo (43) es usuario frecuente de criptomonedas. Para ello, utiliza diferentes billeteras sin custodia y varias redes, como Ethereum, Binance Smart Chain (BSC), Polygon, Avalanche y Optimistic, entre otras.
Hace unos días, miró con asombró que un nuevo token de la red BSC se había agregado a su lista, sin que él haya comprado o pedido una transferencia. No sólo eso: tenía el equivalente a u$s4.000 en una nueva moneda llamada $GPTC, que hace alusión a ChatGPT, servicio que hoy es furor en las redes.
Entusiasmado por este “regalo del cielo”, se dispuso a convertir esos activos a USDT: entró al exchange descentralizado Pancake Swap y pagó el gas (la comisión) correspondiente en BNB, token nativo de la BSC.
Pero sus cuentas de $USDT y $GPTC se mantuvieron sin cambios, en tanto que la de BNB tenía descontado el cargo de la operación. Fue uno de los tantos incautos que cayó en este gas scam (estafa de comisiones): el contrato inteligente de la moneda no hace más que descontarle el cargo y hasta podría haberle robado todo lo que tenía en la billetera.
Criptomonedas: cómo funcionan los “virus” cripto
Las billeteras sin custodia permiten acceder directamente a la blockchain usando una clave privada (serie alfanumérica de varios caracteres) o frase semilla (secuencia de entre 12 y 24 palabras).
Estos datos están encriptados: deben anotarse en papel y guardar en lugar seguro, pues si se extravían o se olvidan, se perderán los fondos y no habrá forma de recuperarlos.

En esto se diferencian de los exchanges, que ofrecen usuario y una contraseña que puede recuperarse como ocurre con cualquier otro servicio web. En este caso, abren una billetera cripto en nombre de ese usuario y mantienen en su poder las claves para que pueda operarse fácilmente desde su interfaz.
Las billeteras sin custodia mantienen la privacidad al no vincular identidades con fondos. Además, en las exchanges descentralizadas (DEX) se pueden adquirir tokens que recién arrancan valiendo centavos y beneficiarse de una suba de precios cuando sean listados en las exchanges centralizadas (como Binance o Coinbase). Si es que esto último ocurre.
“Con los monederos de auto custodia, el usuario tiene el control total sobre las claves privadas y es responsable de la seguridad de sus activos”, advierten a iProUP desde Metamask, una de las apps de este tipo más utilizadas, que propone la siguiente analogía:
- “Una solución de custodia (exchange) es como un banco en el que se confía para mantener seguros los depósitos”
- “Un monedero de autocustodia es como una caja fuerte personal que el usuario tiene y es responsable de asegurar”
Nahuel Burbarch, representante argentino de la billetera sin custodia Zerion, alerta a iProUP que “recibir activos de los cuales uno jamás escuchó ni participó es un gran indicador de que estamos ante un posible token de spam“.
“Antes de interactuar, conviene investigarlos por el nombre, ticker o su contrato inteligente en exploradores de blockchain como Etherscan, plataformas de indexación como Coinmarketcap o CoinGecko, y en Twitter”, remarca el experto.
Santiago Cristóbal, cofundador de la plataforma Solow, destaca a iProUP que “la regla es desconfiar de cualquier regalo recibido y evitar absolutamente interactuar con activos que no se conocen”.

“Si aparece una moneda que podría ser de un proyecto conocido, lo que recomiendo es primero ir al Twitter oficial del proyecto a verificar si efectivamente hubo un regalo y luego consultar con conocidos que esten en el ecosistema”, remarca.
El problema aquí es aún más grave que comprar una shitcoin (moneda basura) que pueda no valer nada con el tiempo.
Ethereum y redes que imitan su funcionamiento (como Binance Chain, Polygon, Solana, Arbitrum y otras) ofrecen contratos inteligentes que permiten programar acciones en la blockchain. De esta manera, cualquier persona con cierto conocimiento puede crear un nuevo token con reglas específicas que se cumplirán en caso de que se produzcan determinados eventos.
En el caso de $GPTC, su smart contract esta diseñado no sólo para quedarse con la comisión que se abonó (algunos ahorristas perdieron varias decentas de dólares) sin ofrecer nada a cambio: al aceptar la transacción, un usuario desprevenido puede habilitarle el acceso a sus fondos y perder todos los tokens. Una especie de “virus cripto“.
Criptomonedas: cómo protegerse de las estafas
Antes de invertir, los expertos recomiendan el tan mentado DYOR (siglas en inglés de “hacé tu propia investigación“) sobre el proyecto en el que se basa la moneda. La principal herramienta son los indexadores como CoinMarketCap o Coingecko, que ofrecen –además de la cotización actual e histórica– diferentes datos para comenzar a indagar.
