Steve Jobs, el cofundador de Apple, y Dennis Ritchie, un científico informático, murieron con pocos días de diferencia. Jobs falleció el 5 de octubre de 2011, y Ricthie, el 9 de octubre.
Aunque millones de personas siguen interactuando con el legado de Jobs en sus celulares iPhones, tabletas iPads y computadoras Mac, la influencia de la obra de Ritchie está mucho más difundida y presente que la del cofundador de Apple.
Ritchie, quien cambió la tecnología moderna al escribir un lenguaje de programación de computadoras elegantemente simple, murió a los 70 años en su casa en Murray Hill, en el estado norteamericano de New Jersey, por un cáncer de próstata.
A medida que la noticia de su muerte se difundió por todo el mundo de la informática, los historiadores y entusiastas de las tecnologías de la información compararon al barbudo e introvertido Ritchie con el de Jobs.
Aunque el nombre de Ritchie no es algo familiar en absoluto como lo era y lo es Jobs, cuando observás de cerca una computadora o un móvil y los programas y aplicaciones que corren en esos dispositivos, verías su trabajo en todas partes adentro.
Ritchie no igualó el tsunami de elogios que se derramó por la web después de la muerte de Jobs, algo que fue muy conmovedor y justificado. Pero Ritchie tuvo un efecto mayor, y el público ni siquiera sabía y sabe quién fue.
